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lunes, 6 de noviembre de 2017

y como si hubiera sido ayer... un año ya


El rostro de la Misericordia
Por si había dudas, por si alguna vez, te preguntaste el porqué, por si alguna vez le miraste a la cara, le pediste, te paraste ante él o le diste las gracias.
Nadie quedó indiferente, nadie evitó su mirada, y todos fuimos tocados, interpelados, impresionados…
Cuantas dudas resueltas en un solo instante, cuanto amor derramado en tanta lágrima viva, que vi rodar en los rostros de la gente buena, de la gente cercana, de la gente sencilla, pero llena de fe.
Cuanto amor derramado en tan poco tiempo, en el fugaz instante de una brisa de aire fresco, como bocanada de un tímido sol, que quedo cegado en tu presencia.
Hoy te he visto vivo, caminando entre nosotros, más allá de los muros que te salvaguardan durante el año, hoy has salido a nuestro encuentro y me has mirado a la cara. Sí, lo he sentido, éramos muchos, pero he tenido mi parte, hemos hablado de tantas cosas en tan solo un momento, hemos compartido tanto…   y me has pedido que mire a mi alrededor, que aunque a veces nos tachen de locos, no estamos solos, que aunque a veces se desvencije la fe, no estamos solos, que somos muchos los que vivimos por un sentimiento, que no es locura ni pasión, que se llama devoción donde complementar nuestra fe.
Que te he mirado y me has mirado, que me has dado fuerza y me has hecho sentir que es Dios quién se ha cruzado en mi camino, que aunque a veces no se nos comprenda hoy es un día por y para el recuerdo de sentir el orgullo de ser cofrade, de  haber pellizcado el sentimiento de ser cristiano y de sentirme acogido y arropado por la Iglesia, la cual vuelvo a sentir viva, aunque para ello tengamos que desplazarnos desde otras ciudades, donde aún está por descubrir la magnitud de tu presencia, el valor de las cofradías y el potencial humano de tantos jóvenes que hemos llegado hasta aquí, buscando la estela del Señor, bendecido y venerado en la grandiosa imagen de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder.
No había rostro que representara mejor la Misericordia de Dios y nos hemos cruzado con ella.


viernes, 11 de noviembre de 2016

miércoles, 9 de noviembre de 2016

Un verdadero tesoro para la Iglesia

Asenjo: «Las hermandades son un verdadero tesoro para la Iglesia diocesana»

Más de 3.500 personas acuden al pontifical del Jubileo de las Hermandades en la Catedral, presidido por el Señor del Gran Poder

viernes, 4 de noviembre de 2016

Camino del cielo, camino de la gloria


Camino del cielo, camino de la gloria
Es amanecida y despierta tu barrio, el tañer de una campana, me desperezó de las sábanas, la mañana está  fresca, una melodía del trinar de los vencejos me acompaña en un silencioso caminar corto, ansioso de cruzar la plaza.
Esa plaza de gloria, antesala del cielo.
Esa plaza, bendita plaza de sueños que se forjaron en el alma de los que a ti acudieron
Esa plaza, silente de amanecida, pero ruidosa de fe
Silente de plegarias, pero gozosa de Luz
Silente de batallas perdidas, pero de luchas ganadas
silente de promesas cumplidas, rebosante de vida
Silente de dudas, pero llena de esperanza.
Es amanecida, creo estar solo, pero no soy el primero
Es amanecida, se fue el frío y tímidamente despuntó el alba, abriendo paso a un cielo azul, que vistió de gala la mañana
Esa plaza… bendita plaza de Dios, que me acerca a tus plantas
Bendita plaza de fe, de Luz y de Esperanza
Camino despacio, disfruto del aire, del olor, del color de un nuevo día.
Señor del Gran Poder, mi Dios de estampa, de cartera y cabecera, mi Dios del alma
Hoy cruzaré tu plaza. Que es como cruzar el cielo, como cruzar en balsa, frágil de dudas, miserias y ganas, pero buscaré tu cruz para aferrarme a tu causa
Para predicar tu nombre, donde los cobardes callan, para sentirme hijo, ante un padre que ama,
Para decirte aquí me tienes dispuesto, sin mochila, sin nada.
Plaza de San Lorenzo, plaza de Dios

 camino de gloria, camino del cielo.