viernes, 29 de marzo de 2019

Diez años de Luz...


Era domingo de pasión de 2009 cuando la Luz de nuestro Señor cruzó la vieja hispalis desde Triana para llegar a nuestra tierra, el joven imaginero Luis Fernando Ramírez Mata, se desprendía de su primera obra cristifera para nuestra ciudad.
Desde entonces muchas cosas y hechos hicieron de esta extraordinaria talla un camino de devoción hasta llegar a nuestros días.
Al Señor se le recibió en la noche lluviosa de un 29 de marzo por un pequeño grupo de personas que lo esperaban como los primeros cristianos, sin hacer ningún tipo de acto público, pues así lo ordenó palacio.
Pero desde entonces caló en el corazón de las personas que estampa a estampa hicieron de él la principal devoción de su corazón.
El Señor pasó a la clausura del Carmen desde el primer momento de su llegada, desde ahí su vinculación con la Orden y el convento carmelita, además de llevar tallado el Señor un escapulario de la Stma. Virgen del Carmen en el cielo de su boca.
Tras unos años recibió culto en un pequeño oratorio contiguo al convento, de nuevo rezando como los primeros cristianos, pero haciendo grande su devoción.

El Señor salió de la calle del Carmen durante estos años en dos ocasiones, la primera para la exposición que su autor realizó en la cuaresma de 2015 en el museo López Villaseñor de nuestra ciudad, y la segunda para otra exposición de su autor en la cuaresma de 2016 en el Circulo Mercantil de la sevillana calle Sierpes.
cabe destacar que durmió durante tres noches en el Sagrario de la Real Parroquia de Nuestra Señora Santa Ana de Triana, conincidiendo con los cultos cuaresmales de la Esperanza de Triana.

Pasados ocho años la autoridad eclesiástica del momento tuvo a bien el conceder junto con las madres carmelitas que el Señor se quedará en la que desde el primer día de su llegada fue su casa.

Y con el paso del tiempo el Señor de la Luz fue solemnemente bendecido el 13 de mayo de 2017 en la Iglesia del Carmen, donde actualmente recibe culto y devoción de los fieles que diariamente a él se acercan.
Hoy se cumplen diez años de su hechura y llegada a nuestra ciudad, el nazareno de los ojos verdes, de túnica esperanza y de mirada serena.
El nazareno que no arrastra la Cruz, sino que la abraza, que no la sujeta sino que la eleva, que nos anuncia el triunfo de la Cruz en la espera de la Resurrección.


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