Quería representar un poquito del alma de cada uno de los que componemos nuestra familia, ese trocito que desde nuestra humildad ponemos al servicio de engrandecer cada año, nuestra semana grande, pues igual que el cuerpo tiene muchos miembros, así son las familias y la melodía de cada uno, pues no todos valemos para lo mismo y no todos podemos tener los mismos sentimientos, pero si que juntos podemos alcanzar la meta que es Cristo Resucitado.
Esta semana llegaba difícil, ya que todo estaba parado, los instrumentos quedaron mudos sin poder anunciar el paso de Cristo, a redoble de tambor ,ese costal y faja presto a estrenarse en la amargura de un sábado santo , el cimbrear de un palio a los sones de una flauta travesera, la túnica planchada para dar luz con el cirial carmelitano a la Virgen de la Misericordia, esos cantos con acordes de guitarra en el Triduo Pascual en los muros de San Pedro o esa ilusión infantil de acompañar a la Virgen niña que cada noche del año se le reza una oración con una cesta cargada de estampas...
Y esa cámara , siempre la cámara, testigo mudo del paso del tiempo, que cada año realiza kilometros de estaciones de penitencia ,recorriendo calles y plazas, capillas y Templos,
Este año es diferente, todo ha quedado dormido como el Alma de cada uno y el sentimiento que llevamos dentro, parecía que no llegaba y se fue sin estrenar y seguiremos esperando habiendo crecido, manteniendo la rabia de haberte perdido, de no haber podido anunciar, de no poder proclamarse como nos gusta, pues por mucho que se imponga y nos acerque, la vida no es virtual, la vida es un abrazo, la vida es un sonido, la vida es una lagrima de emoción, la vida es una semana y este año la hemos perdido.
Pero volverá no lo dudamos y estaremos esperándote con los instrumentos afinados, el objetivo limpio para la memoria de los tiempos y la cámara cargada como cargada la ilusión de cada uno de nosotros para gozar de nuevo de la libertad y poder proclamar a los cuatro vientos que volverá Jesús a cargar la Cruz de las injusticias y le seguirá una Madre Dolorosa cargada de amor , de los que somos testigos y volveremos a dar vida a una ciudad que ya espera un nuevo tiempo de gloria.