para algunos serán simples anécdotas, para otros recuerdos, por eso absténganse de esta lectura, todos aquellos carentes de sensibilidad cofrade, porque para este que escribe no ha sido un día cualquiera de un caluroso viernes de julio, no, para nada.
Ha sido la verdadera vuelta a la normalidad donde descansar la frente en el bendito talón de Dios, donde sellar un beso en la suave piel de su madera, cual erosión desgastada por los mayores que nos antecedieron,
Han vuelto los besos, aquellos que nos robaron una tarde de marzo y durmieron en nuestros labios cuatro eternas primaveras en un tiempo en el que al menos pudimos mirarnos a los ojos, sin ni siquiera esbozar una sonrisa.
Han vuelto los niños a las plazas y con ellos los vencejos a volar, por eso sabemos que el tiempo es efímero, que dura lo que dura un beso sin saber cuando llegará el siguiente,
y de nuevo aquí con mi pequeñez y tu grandeza, con mi pecado y tu Divinidad con mi ser y tu presencia, por eso vuelvo, porque nunca me fui, porque espere soñando tu reencuentro para depositar mis pesares, para traerte temores, alegrías y fracasos, para sentir fuego en los labios , para sentirte Padre y pedirte por los que marcharon al cielo de tu Cruz alzada y también por los que viven alejados de Dios, de la fe y del encuentro con un Padre que espera a cada cual su momento
Como cabe tanto en un beso? Solo tu, lo sabes, como un hijo estoy, aquí de nuevo, pues en el corazón te llevo a pesar de la distancia, como un hijo te pido que nunca más, nos vuelvan a robar el tiempo, pues necesito besarte, para recargar mis fuerzas, para alimento de mi fe y para caminar de nuevo, por eso mi Dios, volveré a San Lorenzo, donde comienza el camino de lo Sagrado y lo eterno, donde cada encuentro con Cristo son escalones al cielo y donde el abrazo que siento es cerrar las heridas del robo del tiempo, donde prohibieron besarte como infectado de miedo y por eso este viernes compruebo de nuevo ,volver a tus pies y abrazarme a tu cuerpo, volver sonriendo y recuperar los momentos que perdimos ayer, Gran Poder en tu templo.