La mañana de este domingo, era distinta, tenía otro color, remolino de costales en el amanecer de los ángeles, jóvenes generosos que dejaban atrás madrugadas distintas para embullirse en el paso que llevaría a María Stma. de la Salud a consolar enfermos y ancianos de la residencia.
El aire era distinto, el cielo, azul prendimiento
y los mayores esperaban su venida, se entusiasmaban con su llegada y lloraban tras su partida.
No cabe más gozo, mayor alegría que ver tanto sentimiento en el ocaso de los días y ante ella, una cuadrilla de costaleros, que de frente y por derecho, tras celebrar la eucaristía, han sido portadores de esos carritos de ruedas para que cuando saliera la Madre del cautivo, estuvieran más cerca de ella.
Que grande, que grande la hermandad del Prendimiento a la cual felicito desde mi más humilde presencia por dejarnos participar de tan grandisimo día.
A buen seguro estoy, de que lo disfrutado esta mañana no quedará en el olvido, que el pellizco de hoy, ha sido generoso, que la Stma. Virgen ha derramado Salud con categoría, cercanía y entrega
y que nos he hecho un gran regalo, de esos que saben a gloria, que saben a cielo.
y aunque a veces mi ciudad nos cierre tantas puertas, hay otras que abre ventanas para que corra el aire fresco, que desde aquí también doy gracias por quién ha creído en esta ,llamémosle locura, pero con fundamento, que los cofrades no buscan, no buscamos como algunos creen lucimiento, solo personas que crean, que sientan, que se acerquen y que vivan el pan de la mesa compartida con los que aún están lejos
y los dejen y nos dejen trabajar por una Iglesia viva, abierta y con respeto, porque los cofrades somos así y tenemos sentimientos y nos emocionamos con la madre cuando visita a los enfermos y los niños se acercan a besar tus manos y a compartir sus sueños, más allá del costal, del cirial o de la banda, más allá... mucho más ... hemos encontrado Salud en una mañana de Mayo y por ello, por todo ello, mi felicitación al Prendimiento