Casi sin darnos cuenta, ha llegado la hora descontando días de cuaresma en tardes infinitas, de besamanos, triduos, traslados... en una ciudad que parece despertar poco a poco de la timidez aletargada durante un tiempo en el que parecía que ser cofrade era una moda, que aunque a muchos les pese, se va instalando en el día a día de la ciudad, en los colegios, escaparates, bares, tertulias, etc
dando un giro a mostrar ese sentimiento infinito de pellizco, los días previos del gozo, acelerando aún más si cabe los días que nos separan de la gloria, testimonialmente dando muestras de una Semana Santa viva, mas allá de la cuaresma.
Señores las túnicas están listas, los capillos planchados, suenan marchas en la noche universitaria apurando las horas de ensayos, la casta costalera ha hecho sus mudás y retranqueos, el cielo huele a primavera, ha llegado el momento, nuestro momento, la ciudad despierta y estrenaremos un Domingo de Palmas, de Perdón y Salud, Cautivo en su prendimiento, de lunes privado de Luz para dar paso a un martes Santo, de Esclavitud, Esperanza y Penas, de atardecida de miércoles, regalo de Consuelo y Bondad a esta bendita semana y amanecida de Jueves Santo, cuando los vencejos de un Prado que florece vean pasar la Buena Muerte de Cristo, sin duda, cada vez más muerto.
Y ya en la tarde Dulce del día sin ocaso, compartiendo mesa con la Caridad de Cristo, lavándonos las manos como Pilato (hay del que esté libre...) y arrullados por el manto de la Madre Dolorosa, patrona de un barrio para dar paso a su Hijo que camina despacio por el Calvario de San Pedro, Sinaí de los pecados, cargando una Cruz, que muchos llevamos dentro.
Y el Viernes radiante de Luz, cuando amanezca en el huerto, veamos a Jesús caer en la vía dolorosa y elevemos los ladrones al cielo, con un Cristo que aún vive y nos recuerda que tras él viene la Madre más tierna, más joven y más guapa, que sin dudarlo es el mismo cielo, aunque se cubra de oscuro en el duelo de la tarde que ya huele a muerto, a Piedad Triunfal, Señor del tiempo, a Descendimiento de barrio, jóvenes cofrades que saben lo que es luchar por ello y Angustias, Madre, Cristo ahora si que está muerto;
tras ella el sepelio y el duelo,con el frío túmulo de mármol, para acoger a Cristo muerto, acariciando sus llagas Dolorosa del Cielo, que a tus 75 años, eras la Reina del firmamento, Ciudad Real muere contigo y el Señor, ya esta muerto,solo queda llevarte en volandas, Evocación de mis recuerdos, cuando de niño volaba con mi abuela tras tu cielo.
Aún queda el sábado para sentirnos solos, para llorar contigo, para esperar el día, que no añoremos la Luz, que se ilumine nuestra ciudad, que caminemos con Cristo y seamos cireneos .
Soledad, no nos dejes solos, que esperamos verte pronto, para que se haga más corta la espera, que llegue pronto, que seas Reina de la ciudad y de su tiempo, que aunque esto se acabe, la Luz va por dentro, que mi ciudad despierta y hoy brilla la Luz en el cielo.
Feliz Semana Santa.