Como decía San Juan Pablo II, en la carta a los artistas, con el montaje de un altar para la ocasión de una belleza extraordinaria, montado por la priostia de la hermandad del Prendimiento, donde se conjuga la sencillez con la elegancia y el decoro en un majestuoso altar para ensalzar a Jesús Sacramentado.
Alabado sea el Santisimo, que aunque este año no ha podido recorrer nuestras calles, hemos tenido la oportunidad de visitar una Iglesia con las puertas abiertas para adorar su presencia entre nosotros.
Por eso gracias porque era un día para abrir de par en par las puertas a Cristo.
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