No fue una sorpresa, pues desde horas tempranas comenzó la lluvia a caer en un domingo de pentecostés donde no fallaron las previsiones, aún así ,tras la misa de romeros la Virgen hacia su salida desde el templo de San Pedro, donde la esperaba una gran multitud de paraguas, dando un colorido inusual en este desubicado mes de mayo, más propio del mes de octubre, pero los peregrinos fieles a su devoción acompañaron a la copatrona hasta la Parroquia de Santo Tomás de Villanueva bajo un aguacero que arremetía cada vez, con más fuerza en un traslado que bajo mi punto de vista, debió ser suspendido, ya que hay ocasiones que algunas veces no se pueden controlar, pero hoy, esta situación podría haberse evitado.
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